Autor:
Stefan Zweig, poeta, novelista, ensayista y dramaturgo austriaco; 1881-1942.
Otras
obras: Cuerdas de plata (poesía); Tersites y Jeremías (teatro); Confusión de
sentimientos, Impaciencia del corazón, Amok, El jugador de ajedrez (novela), y
numerosas biografías noveladas.
Género
y corriente: Novela neorromántica psicológica.
Estructura:
No presenta divisiones.
Sinopsis:
En una pequeña y burguesa pensión de la Riviera, donde vive el autor, un hecho
ha conmocionado a todos los que allí residen: una honorable francesa, fina y
exquisita, casada y madre de familia, ha abandonado marido e hijas para irse
con un joven seductor a las pocas horas de haberlo conocido. A raíz de ello,
una anciana aristócrata inglesa, huésped también de la pensión, relata al autor
de la obra un episodio vivido en su juventud, bastante similar al que ha
conmovido a los veraneantes.
Luego
de un matrimonio inmensamente feliz, Mrs. C., a los cuarenta años de edad,
queda viuda, rica y con dos hijos mayores. Se dedica a viajar para olvidar su
tristeza; y un día, en una sala de juego de Montecarlo, conoce a un joven y
presencia su ruina porque ha perdido todo en la ruleta. Adivinando en él la
intención de suicidarse, se le acerca y le pide seguirla. El desconocido la
toma por una prostituta y le responde que no tiene dinero. Mrs. C. le ofrece
dárselo y también pagarle el alojamiento de esa noche, pues intuye la soledad
del muchacho en la ciudad y su carencia de un sitio adonde ir. Al llegar al
hotel el joven no quiere desprendérsele. Aquella mujer es su salvadora, y Mrs.
C., en un gesto humanitario, lo acompaña y sube con él. Las extrañas circunstancias
se prestan, luego, para que ambos pasen una singular noche de amor.
Al día
siguiente, al despertar, horrorizada y confusa por lo sucedido, antes de
alejarse avergonzada, le hace prometer al joven que nunca volverá a jugar y
abandonará Montecarlo de inmediato. Conciertan una cita para que ella le
entregue el pasaje de regreso. Cuando se encuentran otra vez, un gran respeto y
gratitud animan al joven; y ella se siente feliz porque le ha salvado la vida;
además, él le reitera, por su honor, que abandonará aquel lugar. Sin embargo,
una extraña evolución sucede en los sentimientos de Mrs. C.; no soporta la idea
de separarse de aquel joven; se siente capaz de arriesgarlo todo por seguirlo a
donde sea y una gran depresión la embarga.
Para
distraer su tedio, esa noche concurre a la ruleta y, para su sorpresa, allí
encuentra nuevamente al joven, entregado como nunca a su pasión de jugador,
pero ahora está ganando una fortuna. Furiosa, se le acerca para recordarle su
promesa. Él la insulta y le arroja a la cara el dinero que le adeuda.
Avergonzada por el escándalo, Mrs. C. abandona Montecarlo a la mañana
siguiente.
Cuando
diez años más tarde se entera del suicidio de aquel joven, no experimenta el
menor pesar sino cierto placer, pues con él desaparece así el único testigo de
un pasado que no quiere recordar.
Este
breve relato incursiona magistralmente en los misterios del alma humana. El
mayor elogio hecho a este libro procedió de Gorki quien declaró nunca haber
leído nada más profundo.
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