domingo, 19 de marzo de 2023

Homero Aridjis

 

Ayer y hoy

 

Tu paso, como una sombra,

era difícil de seguir,

y al perderte en una esquina

sólo quedaba en mí, como en la calle,

un vago sentimiento de vacío.

 

Tu cimbreo, tu cintura

me estremecían

y el jardín parecía tener más rosas

y el verano calor,

pues en mis labios de niño aún no había

la palabra que define al amor.

 

La edad nos separaba,

como a dos cuerpos,

no de tamaños distintos,

sino de espacios diferentes.

 

Y mis manos asiéndote,

mis brazos abarcándote,

no podían asirte,

no podían alcanzar tu cuerpo, tu mirada.


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